Por Daniela Fernanda Gonzalez Camacho
10 de abril de 2025
Detrás de esta puerta ordinaria, de aspecto oficinesco y de manera insospechada, se encuentra una estación de radio. El trabajo colaborativo de unas cuantas personas la echan a andar todos los días, pues en la radio no hay silencios. Un llamativo logo a la entrada del lugar nos recibe; en él se observa un coyote y una insignia: La Coyotera, radio comunitaria. Mientras caminamos por las inmediaciones del lugar, aparecen elementos que esbozan la identidad del proyecto radial: una pila de libros sobre el escritorio: Manual para radialistas apasionad@s, Periodismo Comunitario, Milpa Digital Guía comunitaria de tecnologías libres. Por unos altavoces suena una mezcla de jazz, rock y funk.
Invariablemente, la parte más llamativa de la radio es la cabina. Enlistar los instrumentos que la componen y hacen que funcione implica sobre simplificar el esfuerzo colectivo que llevó conseguirlos y aprender a operarlos, pero de todas formas lo haremos: una mesa, unos cuantos micrófonos, una computadora, una mezcladora. La cabina tiene una ventana cuyas dimensiones resultan suficientes para abarcar una buena parte de la mancha urbana de Guadalajara. A lo lejos aparece el Cerro Del Cuatro, mientras que a cada flanco se alcanzan a apreciar lugares de sobra conocidos por los habitantes de la ciudad, como el templo Expiatorio, el Hotel Riu, también se asoman algunos árboles del parque Agua Azul. Puntos de encuentro y lugares en donde emerge la comunicación, justo como sucede en esta cabina. Desde aquí se dialoga, discute y reflexiona sobre el acontecer local.
La coyotera es un proyecto plural en el que contribuye la ciudadanía. No sólo debido a quienes participan como locutores, operadores y gestores, sino también por quienes sintonizan la radio, aquellos que comparten sus historias y quienes pasan la voz acerca de la estación.